Ministerios Cielos Abiertos.

El Salvador

abril 20, 2013

Fe para el cumplimiento.

Si estás en medio de una batalla, conociendo lo que Dios ha prometido pero aún así experimentas ataques de duda y falta de crecimiento te  invito a que medites en:
 Romanos 4: 18-21.
18  Cuando ya no había esperanza, Abraham creyó y tuvo esperanza, y así vino a ser “padre de muchas naciones”, conforme a lo que Dios le había dicho: “Así será el número de tus descendientes.”
19  La fe de Abraham no se debilitó, aunque ya tenía casi cien años de edad y se daba cuenta de que tanto él como Sara ya estaban casi muertos, y que eran demasiado viejos para tener hijos.
20  No dudó ni desconfió de la promesa de Dios, sino que tuvo una fe más fuerte. Alabó a Dios,
21  plenamente convencido de que Dios tiene poder para cumplir lo que promete.

Cuando Dios nos dice algo o nos pide que hagamos algo, la fe para creer y llevarlo a cabo viene con una palabra de Dios. Es ridículo creer que Dios pretenda que hagamos algo sin proveernos de la capacidad para creer que podemos hacerlo. Satanás sabe cuán peligrosos somos cuando nuestro corazón está lleno de fe, así que nos ataca con dudas y confusión. No es que no tengamos fe; es simplemente que Satanás trata de destruir nuestra fe con sus mentiras.

La fe es un producto del espíritu; es una fuerza espiritual. El enemigo no quiere que tu mente se ponga de acuerdo con tu espíritu. Él sabe que si Dios te da la fe para hacer algo, y tu eres positivo y comienzas a creer y creer siempre, y te convences que puedes hacerlo, harás un daño considerable en el reino de las tinieblas.

Te aliento a que permanezcas seguro en tu fe de que Dios persistirá en lo que ha prometido por medio de su palabra. Pon las promesas de Dios en tu mente y corazón, piensa en ellas; habla de ellas y permite que tu fe crezca. ¡Bendiciones!




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